Cada uno de nosotros tiene su árbol genealógico, el árbol familiar donde sin excepción todos nosotros tenemos una raíz. Es en este punto en que debemos hacernos conscientes de la posibilidad que existe de que nuestro árbol este herido, seco o enfermo. Es algo tan ignorado pero tan necesario en nuestro proceso espiritual que para esto hemos querido traer este tema tan importante con el animo de prestar atención a sus efectos en nuestra vida diaria y en las relaciones que establecemos con aquellos que nos rodean.

Foto por: www.unsplash.com
Todos nosotros tenemos una familia con antepasados que nos han heredado una serie de elementos a través de la genética (ADN), entre estos es importante resaltar que no solo se trata de rasgos físicos o de comportamiento, sino que también nos pueden legar algunos aspectos emocionales y espirituales que resultan ser un obstáculo o limitante interno para alcanzar nuestros objetivos o sencillamente para permanecer en un estado de prosperidad, salud y paz. Pero… ¿Cuáles son estas heridas? podemos comenzar por hablar de una de las mas frecuentes, no aceptar a nuestros padres tal y como ellos son y no como nos gustaría que fuesen. Al rechazar a nuestros ancestros, rechazamos también a la vida misma, pues si no reconocemos que nuestros padres hacen lo que pueden y con los recursos que cuentan, ¿Cómo podemos llegar a reconocer el valor de este proceso que es vivir? piénsalo bien, pues si lo aceptamos nos vamos a abrir un espacio nuevo e interesante en nuestras propias vidas.

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Otra de estas heridas ocurre cuando un niño se ve involucrado en temas adultos, por ejemplo: cuando los padres tienen conflictos o se separaran y no tienen el cuidado de no implicarlo en sus disputas o de hacerlo participe de sus confesiones. Esto es un problema muy grave que trae consecuencias a mediano y largo plazo, puesto que en su proceso de crecimiento el niño va adquiriendo una posición bien sea de rechazo o peor aún de asumirse como un individuo superior a sus figuras de autoridad. También existen heridas por ausencia, podría ser este el caso de un niño huérfano parcial o totalmente, estas personas desarrollan una herida debido a la necesidad no suplida de afecto y atención y resulta preocupante por la tendencia a crear patrones de dependencia con las relaciones y responsabilidades. Igualmente serías resultan las heridas por secretos familiares, entendamos que un secreto por lo general es algo que se mantiene oculto y que no se quiere exponer, la razón principal para ello es la vergüenza o el repudio que esto pueda generar familiar y socialmente. Es muy importante actuar con cordura, pues si nos es revelado un secreto familiar, debemos entender las circunstancias en que nuestros familiares decidieron actuar de determinada forma y entonces liberar a nuestra genética de estas heridas a través del entendimiento y el amor incondicional.

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Todos sin excepción vamos a sanar o a repetir estas heridas. Es primordial comprender que si hemos sido capaces de alcanzar esta consciencia, podremos convertirnos en una gran ayuda para sanarnos personalmente y en el proceso sanar a nuestros antecesores. Esta es una invitación abierta a todos aquellos seres que en su evolución personal y espiritual anhelan sanar su árbol genealógico, los animamos a observar sus historias personales y familiares desde una óptica compasiva y transformadora para que de esta forma podamos lograr una genética mas saludable y una vida mas equilibrada.
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