El autoestima es una herramienta que nos sirve para valorarnos y al mismo tiempo nos condiciona a cada minuto de nuestra existencia. Por ello, es indispensable tener una autoestima sana, para que nuestro proceso emocional y mental se desarrollen con normalidad. El autoestima es algo así como nuestro sistema inmunológico, nos proporciona fuerza y resistencia. Por el contrario, cuando el nivel de autoestima es bajo reduce nuestra resistencia ante las adversidades de la vida.
El mantenimiento de una buena autoestima es imprescindible y nos facilita la autoprotección y el desarrollo personal, por el contrario si no tenemos un buen autoestima este puede afectar nuestra salud, las relaciones sociales y la productividad.
Cuando nuestra autoestima está baja, tendremos la necesidad de buscar en los demás el reconocimiento, valoración y apoyo que no nos damos a nosotros mismos. De tal forma, que cuando obtenemos ese reconocimiento, creemos erróneamente que “sube mi autoestima”, sin embargo, este nos resulta mezquino ya cuando me falta o me fallan los demás en lo que esperamos, erróneamente también creemos que nos “baja la autoestima”.
Una simple reflexión…
“Las personas que quiere más aprobación consigue menos y las que necesita menos aprobación consigue más”